Cajón, Fusión y Confusión
Fusión
es una palabra que designa acción y efecto de fundir o fundirse, mezcla
de conceptos u objetos diversos, o bien, unión de diferentes.
La fusión en la música nace de la imperiosa necesidad de descubrir
nuevas armonías, nuevos ritmos, y de la inquietud del músico por la
búsqueda constante de nuevas fórmulas, nuevos sonidos; para enriquecerse
y también beneficiar la música que uno ejecuta.
El Flamenco nació de la mezcla de herencias musicales muy diferentes
procedentes de culturas legendarias muy consolidadas como la árabe,
judía, gitana, íbera, etc. Esta música nació de la fusión, creció
gracias a la fusión y como arte que es, está vivo y sigue prosperando y
fusionándose, tomando cosas nuevas de aquí y de allá para hacer crecer,
robustecer y florecer los nuevos brotes del árbol flamenco.
Al igual que otras artes como la pintura, la escultura y el resto de
otras grandes músicas, no se considera folclore al Flamenco, no es una
manifestación estática que siempre se hace de la misma manera, sino que
como arte, crece con los tiempos y cambia con las personas. Es absurdo
pretender que esta música suene y se ejecute como se hacía hace 50 años,
porque ya no sería un arte, sino folclore, y como tal, sujeto al
peligro de extinción al no adaptarse a los nuevos tiempos.
En el Flamenco siempre ha existido una tensión fuerte entre aquellos
que no han sido partidarios de amalgamas y se han calificado de
ortodoxos y, por otro lado, los que han buscado la manera de acoger
nuevas armonías y rítmicas para incorporarlas a este arte. Aunque son
conceptos contrarios se complementan perfectamente porque mientras los
ortodoxos cuidan de una identidad muy marcada, los heterodoxos la
engrandecen. El problema llega cuando esta tensión se desequilibra hacia
un lado u otro de la balanza, produciéndose así periodos más estáticos,
que son poco creativos, o bien periodos de mucha apertura que puede
llegar incluso a desvirtuar su identidad.
Sin embargo, creo que si los músicos que fusionan son buenos
conocedores de su arte, no existe peligro de que el Flamenco “pierda el
norte”. Esto es así, de la misma manera que el viajero, que recorre el
mundo y conoce nuevas culturas, tiene claro cuál es su hogar y sus
costumbres. Sin embargo, es capaz de embellecer su casa y su espíritu
con objetos e ideas de otros lugares.
Un buen ejemplo, de cómo un “flamenco” puede enriquecer este arte con
un instrumento que no es propiamente flamenco, lo vemos con el auge de
pianistas, violinistas, bajistas... que crecen embutidos en este marco
pero optan por aportar algo nuevo. Me permito citar a mi comprade Pablo
Rubén Maldonado, que con su disco “Almanjayar”, ha demostrado cómo puede
sonar de flamenco un instrumento como el piano.
La auténtica fusión radica en encontrar los puntos en común que
existen entre los diversos estilos musicales, para crear un puente entre
ellos. Y estos los hallaremos en la rítmica y en la armonía: la
multitud de escalas y ritmos contienen notas y acentuaciones comunes que
serán el punto de partida de esta unión.
Armónicamente hablando el Flamenco es muy rico, pero lo es más
rítmicamente. Casi siempre es posible encontrar uno de sus estilos
apropiado para mezclarse con casi todas las músicas tradicionales y
modernas –me atrevería a decir- de los cinco continentes. La rítmica
flamenca es tan amplia y rica, que su vasto abanico puede acoger casi
todas las variaciones rítmicas que imaginemos.
Los percusionistas flamencos, tenemos una doble responsabilidad:
custodiar cada ritmo y acentuaciones propias de cada uno de los palos y,
por otra parte, ser uno de los puntos clave de partida para hacer
fusión.
http://www.todocajon.com/content/cajon-fusion-y-confusion
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